Prohibido prohibir
Cuarenta y siete años después de la revuelta de París en “Mayo del 68”, el mítico lema, ‘Prohibido Prohibir’, se ha convertido en un vago slogan publicitario que evoca cierta añoranza hacia una época marcada más por el romanticismo de la rebeldía juvenil que por los cambios históricos concretos que se alcanzaron.
La rebelión estudiantil, a la que se sumaron días después las centrales de trabajadores y organizaciones sindicales en una huelga general, tuvo entre sus hitos principales algunas conquistas en el orden laboral, el reconocimiento de los derehos de la mujer, y el cuestionamiento de la autoridad tanto en lo político, como en el sistema de enseñanza. Sin embargo, el poder y el autoritarismo apenas sufrieron cambios epidérmicos como consecuencia de la famosa revuelta.
De hecho, pese a que el debate se centró de manera especial en contra de la autoridad en distintos ámbitos, poco es lo que se consiguió aquel “Mayo del 68” en cuanto al nuevo orden político mundial, además de varias frases y grafitis que se convirtieron en íconos de los levantamientos sociales del futuro. Entre las más famosas que se recuerdan de aquellos días están: “Las paredes tienen orejas. Vuestras orejas tienen paredes”, “La barricada cierra la calle pero abre el camino”, y, por supuesto, la tan renombrada: “Prohibido prohibir”.
Pero, en el fondo, ¿qué sucedió con estos lemas tan potentes, cargados de fuerza ideológica y ansias contestatatrias? En Francia, por ejemplo, más allá de los logros mencionados, surgió una nueva izquierda, aunque pocas semanas después se prohibieron todas las manifestaciones de esta tendencia; los estudiantes regresaron a las aulas, y en las primeras elecciones celebradas a raíz de la revuelta, triunfaron otra vez los aliados del general Charles DeGaulle que, de todos modos, tendría sus días contados al mando de la República francesa.
En el resto de europa el poder no sufrió cambios importantes derivados del “Mayo del 68”, y en Latinoamérica, por el contrario, se consolidaron y nacieron varias dictaduras de izquierda y de derecha configurando así las décadas más oscuras del continente en contra de las libertades y de los derechos fundamentales del hombre.
De modo que aquella consigna del “Prohibido prohibir”, tuvo mayor impacto en lo emocional e intelectual que en un cambio real del orden instituido. Basta recordar algunos eventos históricos posteriores del siglo XX y del XXI para confirmar que prevalecieron tras ellos las prohibiciones y el menoscabo de las libertades individuales a favor, supuestamente, de las mayorías: migración, seguridad, libertad de opinión, libre tránsito, igualdad, son algunos de los derechos que se encuentran en franca y permanente violación.
Nunca debemos olvidar que las revoluciones cimentadas en frases retóricas y lemas prefabricados no han llegado a trascender históricamente sino cuando han estado acompañadas por cambios sociales profundos en beneficio de cada uno de sus individuos.