Literatura y muerte

Siempre el destino es caprichoso, pero cuando se trata de libros probablemente lo es más. Aunque el lector tiene el derecho de no terminar de leer un libro, a veces él es abierto en un momento poco adecuado, o en un tiempo distinto al que merecía, y entonces, si no nos hemos desencantado en forma definitiva, será bueno dejarlo otra vez arrumado entre los pendientes para retomarlo más adelante.  Lo mejor, sin embargo, es esperar a que sea el libro el que lo escoja a uno. Ése es el tiempo exacto.

La semana anterior, un libro que llevaba poco tiempo en la biblioteca cayó en mis manos. Su título no es el más atractivo, pero había leído muy buenos comentarios sobre él y he tenido la oportunidad de leer varias obras de su autora con verdadero deleite. Ella es Rosa Montero y él, La Ridícula Idea de No Volver a Verte. El tema de fondo de este tratado sobre dos vidas paralelas (la de Marie Curie y la autora), es la muerte. En el caso de Curie el fallecimiento de su esposo Pierre, atropellado por un carro tirado por caballos en 1906, y en el de Montero la de su esposo Pablo, hace pocos años, tras una larga enfermedad. Sin embargo, la esencia de la obra no está en estos hechos históricos o anecdóticos, sino en la profunda exploración del fenómeno más enigmático de la vida: su extinción. A partir de estas tragedias, Montero se interna en el laberíntico mundo de la muerte: sus consecuencias para los que quedan vivos, la convivencia con el dolor y el vacío, la trascendencia del alma…

Me encontraba ensimismado en esa lectura cuando me hicieron una invitación para entrevistar a la escritora colombiana Piedad Bonnett, que visita el Ecuador estos días con su nueva obra, Lo que no tiene Nombre. Recibí el libro y me encontré con otra historia sobre la muerte, pero en este caso -si es que cabe la comparación- una muerte más dolorosa, la del hijo de la autora que se suicida tirándose al vacío desde el tejado de un edificio en Nueva York. Y entre uno y otro, alternando textos, conmovido y extasiado por ambas historias, me sumergí en las honduras del alma humana, allá donde normalmente no llegamos por temor a descubrir lo que de verdad somos. Y me encontré entonces con dos autoras potentes que han sabido trocar su dolor personal por la belleza de la literatura.

Estos mismos días, poco antes de terminar los dos libros, la literatura y la muerte llamaron otra vez a la puerta. Había fallecido la escritoria Doris Lessing, Premio Nobel de Literatura 2007. De inmediato fuí a la biblioteca y revisé lo que tenía de ella: Instrucciones para un viaje a los infiernos y El quinto hijo, dos novelas extraordinarias. Y entonces, desde un costado de la estantería, de entre varios tomos pendientes, saltó a mis manos El cuaderno dorado, la que se dice ha sido su obra cumbre. Hoy la tengo entre mis manos, abierta, al parecer en su tiempo.  

Oscar Vela

Hola, soy Óscar Vela, novelista, articulista y autor de reseñas para las revistas Soho y Mundo Diners. Bienvenidos.

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