La oculta
Al hablar de Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958), es inevitable recordar ‘El olvido que seremos’, la obra de tintes autobiográficos que rompió las expectativas de ventas en Colombia y otros países de habla hispana, y que está en proceso de traducción a varios idiomas.
El último libro del escritor colombiano es ‘La Oculta’ (Alfaguara, 2015), una novela narrada a tres voces por los hermanos Pilar, Eva y Antonio Ángel, los últimos propietarios de una finca de gran extensión enclavada en las montañas del departamento de Antioquia. El fundo, de nombre tan sugestivo como misterioso, ha estado en posesión de la familia Ángel desde que varios colonizadores, verdaderos aventureros, se internaron y poblaron aquellos territorios inhóspitos.
Desde los verdes parajes de La Oculta, Abad Faciolince, embarca al lector en un lance bordado por la prosa fina a la que nos tiene acostumbrados y rematado con una trama honda y pegajosa, salpicada por momentos históricos como la hazaña colonizadora de mediados del siglo XIX, o también por los años dramáticos en que la guerrilla y los paramilitares asolaron Colombia con un juego macabro de chantajes, terror, sangre y muerte.
En efecto, la historia es potente y atrapa desde el inicio, pero los puntos más elevados de la novela están en la fuerza que imprime a la misma cada uno de sus personajes. Entre ellos, Pilar, por ejemplo, que es toda una apología a la cordura y a lo ortodoxo, al conservadorismo en estado puro. Su vida parece estar regida de principio a fin por una hoja cuadriculada que no admite tachones. Es la más apegada a la tradición, y, por supuesto, a La Oculta, que encierra su mundo: pasado, presente y futuro. Antonio, un artista posmoderno, homosexual que vive en pareja, se encuentra alejado de su familia no sólo por la distancia marcada en millas (reside en Nueva York), sino también por un espacio de separación vital que le ayuda a conservar la cordura. Como buen latino, eso sí, añora la familia y la finca, su pasado y sus orígenes, pero en el fondo, como un mecanismo íntimo de defensa, prefiere mantenerlos a todos los más lejos posible de su nueva realidad. Eva, en cambio, es arrolladora, libre, fuerte y rebelde, pero también inteligente y sensible, la más parecida a su padre, según dicen. Y precisamente uno de los fragmentos hermosos de la novela es el que Eva le dedica al padre mientras lee un libro que ha sido de su propiedad: “Me gustaba seguir las huellas de la vieja lectura de mi papá, saber que a lo mejor, en los mismos pasajes, estábamos pensando en las mismas cosas, que él se había reído donde yo me reía, que se había espantado donde yo me asustaba… Leer una novela ya leída y subrayada por mi papá era como volver a conversar con él a través de la historia del libro; era como si lo estuviéramos leyendo y comentando juntos en la finca…”.
Y es que ‘La Oculta’ es un puente construido con palabras para que lo crucen y se encuentren arbitrariamente el pasado con el presente.