Todo lo que hay
James Salter (Nueva York, 1925), es otro de los escritores de culto engendrados por la literatura estadounidense. Fue combatiente en la guerra de Corea y piloto de caza de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Cuando abandonó el ejército se entregó a la tarea literaria que tanto lo seducía. Publicó entonces su primera novela, Pilotos de Caza, con gran suceso en su país. Ha sido director de películas en Holywood, escritor de guiones y periodista, pero sin duda, su obra narrativa, y en especial su última novela, Todo lo que hay, lo encumbró a la cima de la élite literaria contemporánea.
La extraodinaria crítica recibida por Todo lo que hay no ha sido de ningún modo excesiva o exagerada pues ésta es una de aquellas novelas totales, de esas obras que abarcan desde distintos puntos de vista convergentes todo un mundo particular. En este caso el mundo es el que involucra y rodea a Philip Bowman, un combatiente de las batallas navales de Okinawa que regresa a casa y consigue trabajo en una editorial de renombre en Nueva York. De este modo, la novela se abre paso entre las desgracias de la guerra para adentrarse en la época de la paz y la reconstrucción en la que florecía un incipiente negocio editorial acaparado por contadas empresas. Allí Bowman demostrará que es capaz de acostumbrarse al ritmo acelerado del mundo literario y sus figuras descollantes, pero en su intimidad, que se roba gran parte de la obra, fracasará constantemente por encontrar la mujer de su vida. El romance, el sexo, la pasión y ciertos pasajes de su vida íntima serán los visores desde los cuales el lector se asomará con deleite hacia la segunda parte del siglo XX.