Las 50 sombras del buey
A pesar de que la celebración del día del libro ya es agua pasada, siempre es un buen momento para regalar un libro a quien se aprecia y se valora, pues el libro como obsequio lleva necesariamente implícito un voto de confianza a favor de esa persona.
Ahora bien, si usted es de aquellos que regala libros por salir del paso y sin ninguna consideración especial por el homenajeado, tenga cuidado pues aquel voto de confianza podría revertirse en su contra y en lugar del gracias correspondiente, podría caerle, como cualquier sábado por la mañana, una descarga de sapos, culebras y más alimañas. Le doy un ejemplo práctico: si usted regaló a alguien ‘Las 50 sombras de Grey’ porque escuchó o leyó en algún lugar que era genial y graciosa, es posible que esa persona le califique a usted para toda la eternidad de morbosa, caretuco, ojialegre, viejo verde, calentona o simplemente que se quede con la impronta de ignorante tatuada en la frente con tinta indeleble. Y lo peor es que usted ni siquiera se habrá enterado de que el libro que en realidad quería regalar, ése sí inteligente e hilarante, era ‘Las 50 sombras del buey’ (que no es precisamente autobiográfica).
También podría suceder que el beneficiario del regalo, que nunca antes leyó nada o lo máximo que leyó fue algo que le recordaba vagamente a unas venas sangrantes, se hubiera quedado deslumbrado por la obra del tal Grey. En ese caso usted, además de las gracias, podría recibir un nombramiento de altura en el Plan Familia de cualquier revolución conservadora como un homenaje sincero a la virginal Anastasia que, siguiendo las directrices del no-banano-antes-del masterado, sólo se entregó al hombre (un pelucón trasnochado en la larguísima noche neoyorkina), cuando estaba a punto de graduarse en la universidad, y eso porque ya había aprobado los cursos oficiales de ‘amor pleno II’ y ‘valores absolutos X’; y, digamos las cosas como son, también por que el tal Christian dicen que era guapísimo y riquísimo, y en consecuencia el futuro de la chica estaba garantizado por el pérfido capital del sátiro.
Por eso mejor le recomiendo asesorarse bien antes de regalar libros, no sea que termine siendo usted el próximo asesor adjunto 3 del ministerio de la felicidad perpetua. Y le recuerdo también que el libro de verdad se llama ‘Las 50 sombras del Buey’, y su autor es Rafael Lugo, un escritor irreverente y controvertido que profundiza con humor, aparente sabiduría y enorme ironía en temas como: Historia Sagrada, Urbanidad y Asimetría Sexual, Política y Bioviolencia, Buzón de Quejas y Mea Culpa. Eso sí, la obra está contraindicada para menores de edad, revolucionarios curuchupas, princesas o príncipes de papi o mami, adoradores de Grey o reencarnados de la santa inquisición. Si usted entra en una o más de estas clasificaciones no la lea nunca, pero si se valora a sí mismo y valora a alguien más, regale este libro antes de que salga la película y lo arruine por completo.