El cuarteto de Alejandría
Lawrence Durrell, escritor inglés nacido en la India en 1912 y fallecido en 1990, se consagra como uno de los grandes autores del siglo XX con esta obra extraordinaria compuesta por las novelas: Justine, Balthazar, Mountolive y Clea. El Cuarteto de Alejandría, una de las obras maestras de la literatura universal, aborda distintos tópicos del comportamiento humano con una multiplicidad exquisita de puntos de vista, tonos, lenguaje y escenarios.
JUSTINE
Lawrence Durrell
Sudamericana
267 páginas
Justine es el punto de partida de este viaje maravillosamente poético y sensual a través de una Alejandría misteriosa. Justine encarna en esta obra al personaje del Marqués de Sade del mismo nombre. Erotismo, poder, amor, adulterio y los vaivenes de una época convulsionada por el nacimiento de un nuevo conflicto mundial entrelazado en un escenario mágico creado por una pluma sublime.
BALTHAZAR
Lawrence Durrell
Sudamericana
270 páginas
La segunda obra del Cuarteto de Alejandría tiene la voz narrativa de Balthazar, un personaje enigmático que cambia el punto de vista sobre la relación de Justine con su esposo Nessim, la búsqueda de su hija y sus amores furtivos. El relato nos introduce en el Egipto profundo marcando un contraste con la esplendorosa Alejandría. Durrell se afirma en esta parte de la historia en la creación artística para atraparnos en su trama del modo más sutil.
MOUNTOLIVE
Lawrence Durrell
Sudamericana
371 páginas
El tercer volumen tiene un nuevo tono por la presencia de diplomático inglés Mountolive. La obra se interna en los aspectos políticos del país, en la conspiración y el odio creciente hacia los británicos. Hace su aparición en escena unos de los personajes más atractivos y, a la vez, repulsivos del Cuarteto, Naruz, el hermano de Nessim, tímido y sumiso en un inicio, se convertirá en un orador poderoso y será el eje central de un descenlace inesperado.
CLEA
Lawrence Durrell
Sudamericana
331 páginas
Clea cierra el Cuarteto de Alejandría con una historia de amor y muerte. La ciudad está en plena guerra, la amenazan los bombardeos pero se mantiene en pie aferrada a lo que parece una ilusión. La decandencia de Egipto va de la mano con el quebranto de Nessim y Justine, con el genial Pursewarden haciendo mutis por el foro, con la certeza de que ha llegado el final de la fiesta, y, con ella, el amor en unos casos, la muerte en otros. Un cierre magnífico para una obra que se acerca a la perfección.